martes, 10 de agosto de 2010

PERFUME

Vago en tu vidriera, transeúnte
divago de mi mismo, cólera interna.
La espera quisiera una hoguera de encaje
el pasar me devuelve pleamares de silencio
giro, miro, y pienso:
¿por qué te ocultas tras el frívolo follaje?
ese que descansa en el barniz que se secó
por no tiznar nuestro amor.

Mi placard guarda aquella prosa que fue puro impulso
junto con dibujos inanimados, y el tun-tun de tu pulso.
Marionetas blancas de felpa también son testigos
del vestigio de unas ojotas rosas,
de unas molestosas pupilas artificiales,
y del fulgor de un andar en bicicleta,
que se escapó lejos del manzano
del que ahora sólo afloran frutas secas.

Pinceladas discontinuas te intentan dibujar
pero el óleo se deshace,
el pincel no tiene cerdas,
el lienzo es una sabana vieja.

Huelo tu perfume,
aunque ya no tenga nariz,
aunque ya no dance con él.

jueves, 5 de agosto de 2010

FÁBULA DEL JUNCO Y EL PANTANO

Raíces desvanecidas en el dulzor de la ciénaga.
Corrompiendo su verde luz al morir el alba
el junco reposa en la tenue brisa del terciopelo aclarado
rugiendo versos de sabor incrédulo…
Y el pantano sigue ahí,
como el topacio que sulfura
desde las entrañables esencias de la tierra,
donde el ardor aún no ha sembrado
su irrefutable sabiduría occidental,
donde el crisantemo y la acacia no encontrarían jamás
la frescura de la menta cristalina…
Utópico es creer que el tallo ignore
al manto que lo acobija…
Utópico es aceptar que el fango olvide
el denso colchón que lo sucumbe…
Y no lo creas un mal presagio por parte de ellos,
es que todo está escrito en una nube que condensa.
Porque el junco desconoce la inquietud de su mentor,
porque el junco desconoce la razón de la razón,
porque el junco desconoce el porqué de su bajón,
que el pantano se reserva a pesar de algún dolor…
Y el pantano no se advierte que en el junco hay una flor,
y el pantano no se advierte si su alma es canción,
y el pantano no se advierte de los latidos de su corazón,
que en el tallo manifiestan brotes de color,
del color de la perla en una noche desierta,
del color de la lujuria en la lava de un volcán,
que aunque a punto de estallar
la utopía de sus mundos grises
los aísla de la verdad.

lunes, 2 de agosto de 2010

PEQUEÑO COLIBRÍ

Abre tus alas, pequeño colibrí,
enséñame cómo es el color de tu alma,
no cuál, si no cómo,
para saber llegar hasta vos.
Abre tus ojos, pequeño maniquí,
enséñame cómo es el amor en tu alma,
en tus manos al besar,
bajo una lluvia torrencial,
en una mañana sin sol,
en una noche de a dos.
Abre tu cielo, estrella de coral,
desnuda tu alma en un mirar,
llovizna mi amapola,
cobija nuestro tiempo sin fin.
Abre tu puerta, hoguera de cristal,
enséñame la luz de tu despertar,
búscame al partir, por la vereda de enfrente,
mírame al regresar de tus sueños,
quédate a recorrer el desierto.
Abre tu tallo, belleza de lirio,
deja que la brisa haga encontrar nuestro polen,
deja que creamos ser dos barcos en la mar,
y así juntos podamos fluir,
deja que tu néctar endulce
la armonía de mis días
y abrace mi dolor.
Abre tus alas, pequeño colibrí,
despliega tu vuelo,
junto a mí.

domingo, 1 de agosto de 2010

DOS ESTRELLAS




















¡Oh! ¡Jilguero de la vida!
¿Cómo encuentras la verdad en las gerberas?
¿Cómo escondes el color de las penumbras?
¿Cómo llenas de sabor las acuarelas?
¡Oh! ¡Mis dos estrellas resplandecientes!
Cuanta luz me han sabido dar,
cuanto añil hay en sus brazos,
cuanto llanto esconden sus praderas.
El anís de la alacena
ya no tiene la misma candidez,
está más vivaz.
Y es que vi al jilguero revoloteando
en la vasija verde riachuelo,
después de haber creído en las yemas rojinegras,
y antes de condimentar la aguada realidad,
que desde siempre lo inquietó por su gustar incompleto.
¡Oh! ¡Mis dos estrellas resplandecientes!
No piensen que el jilguero va a volar fuera del nido,
o que vaya a despintar el ámbar de su estero,
porque ustedes son la única razón de su ser,
y el sustento de su canturrear.
¡Oh! ¡Mis dos estrellas resplandecientes!
Ustedes sí que saben perdonar
el dolor que les causó el oscuro despertar.
¡Oh! ¡Mis dos estrellas resplandecientes!
Nunca dejen de brillar.